El CETME ha sido el fusil español por excelencia en el ejército Español durante el S.XX. Fue el fusil reglamentario para acciones de combate, especialmente en su versión C, y un orgullo que echarse a la mochila de los hitos armamentísticos nacionales, al ser creado y producido principalmente en España.
El CETME debe su nombre a su fabricante, y es el acrónimo del Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales. Dicho organismo se creó en España para paliar los efectos del aislamiento internacional sufrido por España a consecuencia de la dictadura franquista. El fusil de asalto CETME nació ante la necesidadd de crear un nuevo fusil que sustituyese a las unidades alemanas Mauser, que provenían de la II Guerra Mundial. Atendiendo a su forma, el CETME guarda gran parecido con el fusil alemán (también de la II Guerra Mundial) Stg-44, el cual tuvo una corta vida operativa ya que fue lanzado a producción bélica a principios de 1945 y terminó con la derrota de Alemania en la contienda. Sin embargo, se trataba de un excelente fusil y por ello, en 1952, fue tomado como referencia para crear el nuevo fusil de asalto español.
Fusil CETME C
El primer modelo del CETME, el A, fue adoptado por el Ejército de Tierra español en 1957. Posteriormente, se irían mejorando diversos aspectos del fusil, como su cadencia de tiro, precisión y resistencia ante el calentamiento, llegando al modelo C, que fue considerado como uno de los mejores fusiles de su época y, por consiguiente, fue la versión más extendida.
Tras el fin de la fabricación del CETME C, en 1984 el Ministerio de Defensa lanzó la petición de producir la versión L, la cual debía adaptarse a los requisitos OTAN (Calibre 5,56mm, abaratar costes por medio de la fabricación con materiales plásticos, reducción de pesos y medidas y, en algunos casos, posibilidad de culata retractil -como de hecho tuvo el CTEME LC-). A pesar de los buenos resultados de los prototipos iniciales, el CETME L fue un auténtico fracaso. La reducción del coste de producción obligó a un empobrecimiento de los materiales de construcción lo cual atacó directamente a su resistencia y fiabilidad mecánica. Adicionalmente, ante los disparos en ráfaga, existía un sobrecalentamiento que generaba dilataciones del fusil por calor y mermas en la precisión del disparo. Todo esto, por no mencionar su tendencia a la corrosión y el desgaste temprano. Tal era su suciedad, que entre las tropas españolas se extendió el chascarrillo de que en realidad, CETME significada "Cada Esquina Tienen Mierda Escondida".El resultado fue un fusil que tenía capacidades más o menos óptimas si se construía al precio de 260.000 pesetas, pero que bajaba muchísimo su calidad si se construía al precio de 108.000 (que era el precio tope al que se querían pagar, al ser el precio que costaban los antigios CETME C).
Fusil CETME L
Ante la merma de presupuesto que sufrió el Ministerio de Defensa en los años 80 y 90, se hizo casi imposible prolomgar su vida. Tras todos los problemas sufridos en 1996 el Ministerio de Defensa optó por adquirir el modelo alemán G-36E, de la empresa Heckler & Koch, un modelo que si bien es algo tendente al sobrecalentamiento y a la fañta de precisión en ráfagas largas, es una opción más que fiable por el precio que pretendía pagar.
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Fue el final de un fusil que había sido emblema de las fuerzas armadas españolas y que fue víctima de su incapacidad de adaptación a los tiempos y necesidades modernas.